Artículo 4. Áreas de conocimiento.
1. De acuerdo con lo que establece el artículo 18 de la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación, las áreas de la Educación primaria que se imparten en todos los ciclos de esta etapa son las siguientes:
Conocimiento del medio natural, social y cultural.
Educación artística.
Educación física.
Lengua castellana y literatura y, si la hubiere, lengua cooficial y literatura.
Lengua extranjera.
Matemáticas.
ANEXO I
Competencias básicas
En el marco de la propuesta realizada por la Unión Europea, y de acuerdo con las consideraciones que se acaban de exponer, se han identificado ocho competencias básicas:
1. Competencia en comunicación lingüística
2. Competencia matemática
3. Competencia en el conocimiento y la interacción con el mundo físico
4. Tratamiento de la información y competencia digital
5. Competencia social y ciudadana
6. Competencia cultural y artística
7. Competencia para aprender a aprender
8. Autonomía e iniciativa personal
Lengua castellana y literatura
Entre las finalidades de la Educación
primaria, como etapa de desarrollo integral y armónico de los aspectos
intelectuales, afectivos y sociales de la persona, la educación lingüística
ocupa un lugar preferente. A lo largo de esta etapa los niños y las niñas
deben empezar a adquirir un saber reflexivo sobre las prácticas
comunicativas necesarias para vivir en la sociedad del siglo XXI.
El área de lengua es el ámbito
privilegiado para conseguir estas metas aunque todas las áreas, al emplear el
lenguaje como medio de comunicación y de adquisición y transmisión del
conocimiento, son responsables del desarrollo de la comunicación
lingüística. Así pues, esta área tiene como objeto el desarrollo de las
habilidades lingüísticas: escuchar, hablar y conversar, leer y escribir.
También, y de manera específica, pretende acercar a la lectura y
comprensión de textos literarios
Aprender una lengua no es únicamente apropiarse de un sistema de
signos, sino también de los significados culturales que éstos transmiten
y, con estos significados, de los modos en que las personas entienden o
interpretan la realidad. De la misma manera el lenguaje es un poderoso
instrumento para regular la convivencia, para expresar ideas, sentimientos
y emociones y, en definitiva, para controlar la propia conducta. El
lenguaje contribuye así a construir una representación del mundo socialmente compartida
y comunicable, al equilibrio afectivo y a la integración social y cultural de
las personas.
Situar la
enseñanza y el aprendizaje de la lengua en el marco de la competencia
comunicativa significa que el currículo se centra en el aprendizaje de las
destrezas discursivas, cuyo dominio requiere de procedimientos y
conocimientos explícitos acerca del funcionamiento del lenguaje en todas
sus dimensiones: tanto los elementos formales como las normas
sociolingüísticas que presiden los intercambios; la planificación y
estructuración de los textos, la articulación de los enunciados mediante procedimientos
de cohesión y la organización de las oraciones de acuerdo con reglas
léxico-sintácticas.
Aprender lengua
significa, por tanto, alcanzar la competencia necesaria para desenvolverse con
facilidad y éxito en las diferentes situaciones de la vida, incluida la
escolar, en la que los textos académicos para aprender contenidos de otras
áreas ocupan en este currículo un lugar destacado.
El punto de
partida para la educación lingüística es el uso de la lengua que niños y niñas
ya han adquirido al iniciar la etapa. El papel de la Educación primaria
será ampliar esta competencia lingüística y comunicativa de modo que sean
capaces de interactuar en los diversos ámbitos sociales en los que se van
a ver inmersos. De éstos se han seleccionado aquellos que se estiman más
apropiados para el trabajo escolar: el de las relaciones sociales, el de
los medios de comunicación, el literario y, de manera privilegiada, el
ámbito académico. Es en dichos ámbitos donde se interpretan y producen los
distintos textos y es en ellos en los que se deben desarrollar las
diferentes habilidades lingüísticas.
El currículo se
articula alrededor de un eje que es el uso social de la lengua en los
diferentes contextos: privados y públicos, familiares y escolares. En
torno a este hilo conductor los contenidos se han organizado en bloques
que intentan ordenar la complejidad de los aprendizajes lingüísticos que
aparecen integrados en las situaciones de comunicación y que requieren
diferentes estrategias. Esto no significa que la ordenación de los
contenidos que se ofrece sea la que corresponde a la actividad docente, ya
que existen muchas conexiones entre los distintos bloques y, por ejemplo,
las actividades de comprensión y de expresión van siempre unidas.
Los bloques de
contenidos referidos a las habilidades lingüísticas, el bloque 1, Escuchar,
hablar y conversar y bloque 2, Leer y escribir, aparecen en el currículo
separados con el fin de abordar de forma específica los aspectos
esenciales en cada tipo de discurso. No obstante, el uso oral formal y el
escrito tienen muchos aspectos comunes (tema prefijado, planificación del
contenido, sintaxis y léxico, sujeción a una norma estándar...) y hay
numerosas situaciones de comunicación que combinan varios usos y permiten
relacionar ambos aprendizajes y apoyar uno en otro. El aprendizaje de este
nivel formal se realiza, obviamente, en las situaciones de interacción
comunicativa que ofrece el contexto del aula y del centro escolar.
El uso oral
informal -el uso espontáneo entre interlocutores con trato frecuente y
familiar- es objeto de observación y análisis con el fin de reconocer las
normas socio-comunicativas que rigen el intercambio, para observar las
estrategias que ponen en funcionamiento los hablantes con el fin de lograr
una comunicación satisfactoria y para reconocer y criticar estereotipos y
prejuicios, tanto sociales como sociolingüísticos, especialmente en el
final de la etapa.
En cuanto al uso
escrito, el aprendizaje de la lectura y de la composición, presenta
progresivamente niveles de complejidad en la planificación y
estructuración de los textos y una mayor diversificación en los contextos.
Muy especialmente, se ha de consolidar en esta etapa el dominio de las técnicas
gráficas, la relación sonido-grafía, las normas ortográficas
convencionales y la disposición del texto en la página, teniendo en cuenta
que la incorporación de las tecnologías de la información y la comunicación no
debe obviar el aprendizaje de los rudimentos de escritura autónomos
socialmente relevantes y valorados.
La lectura e
interpretación de textos literarios requieren unas competencias específicas
para cuyo desarrollo el currículo selecciona los contenidos que agrupa el
bloque 3, Educación Literaria. La educación literaria se concibe como una
aproximación a la literatura desde sus expresiones más sencillas. La
lectura, la exploración de la escritura, el recitado, la práctica de juegos
retóricos o la escucha de textos propios de la literatura oral, deben
contribuir al desarrollo de la competencia literaria, como integrante de
la competencia comunicativa, y como un acercamiento a la expresión artística y
al valor patrimonial de las obras literarias.
La literatura
posee características propias y convenciones específicas que se deben conocer
para que el lector pueda crear el contexto adecuado. En esta etapa el
currículo se centra en favorecer experiencias placenteras con la lectura y
la recreación de textos literarios. Se acerca a niños y niñas a la representación
e interpretación simbólica, tanto de la experiencia interior como de la
colectiva, para crear hábito lector. Los contenidos de este bloque se
refieren, por una parte, al conocimiento de las convenciones literarias
básicas, especialmente relacionadas con la poesía y la narración, y, por otra,
a la aplicación de informaciones acerca del contexto lingüístico,
histórico y cultural en el que las obras literarias se han producido, en
la medida en que estos datos sean significativos para la interpretación
del texto y de acuerdo con las expectativas de un lector de esta etapa
escolar.
Por último, el
bloque 4, Conocimiento de la lengua, integra los contenidos relacionados con la
reflexión lingüística. Las actividades de producción de textos orales y
escritos implican un uso consciente de las formas, mecanismos y
estrategias verbales. Esto supone una reflexión sistemática sobre los factores
del contexto a los que se ha de adecuar el discurso, sobre los esquemas
textuales convencionales que sirven de modelo tanto para la producción
como para la comprensión, sobre el funcionamiento de ciertas unidades
lingüísticas como elementos de cohesión del texto y sobre las regularidades
léxico-sintácticas de los textos de uso en la etapa.
En la reflexión
sistemática sobre el lenguaje y sus condiciones de uso se propone que niños y
niñas comiencen a elaborar un sistema conceptual básico y un metalenguaje
que facilite la comunicación en el aula durante el proceso de aprendizaje
y que sirva de apoyo para el aprendizaje de otras lenguas. La reflexión
sobre las unidades del sistema lingüístico, siempre ajustada a los
conocimientos y posibilidades de abstracción de estas edades, se plantea
en relación con las condiciones de uso y como un requisito imprescindible
para incorporar la evaluación y la corrección de las propias producciones
orales y escritas, con el fin de favorecer el aprendizaje autónomo. Así
pues, los contenidos de este bloque no se plantean de manera autónoma,
sino como el inicio de la construcción de los conocimientos sobre la lengua
que resultan imprescindibles para un mejor uso y una comunicación más
eficaz.
En síntesis, el
eje de la educación lingüística en este currículo son los procedimientos
encaminados al desarrollo de las habilidades de expresión y comprensión
oral y escrita, en contextos sociales significativos, así como en el
ámbito de la comunicación literaria, teniendo en cuenta que un proceso de alfabetización
cultural es siempre de larga duración. Por ello, el planteamiento del currículo
en esta etapa debe prolongarse en la Educación Secundaria Obligatoria. Las
diferencias entre una etapa y otra residen en la selección de los
discursos que se analizan y producen, que atiende a la complejidad de éstos en
las situaciones de comunicación, en la profundidad de la reflexión
lingüística y literaria, en la selección de contenidos de reflexión sobre
la lengua y en el grado de sistematización que todo ello debe lograr.
Primero, segundo y tercer ciclo.
Contenidos
Bloque 2. Leer y escribir
Comprensión de textos escritos
Composición de textos escritos
http://www.boe.es/boe/dias/2006/12/08/pdfs/A43053-43102.pdf